La enseñanza siempre ha tenido como meta formar ciudadanos críticos, que tengan la capacidad de juzgar y pensar por sí mismos. Es por esto que conseguir empoderar al alumnado es uno de los retos con los que todo educador se encuentra.
El término “empoderar” resulta complicado de explicar y presenta cierta dificultad para ser entendido. La RAE lo define como el hecho de hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido. Otras definiciones han acercado el concepto al aumento de autoridad y poder de un individuo sobre los recursos y las decisiones que afectan a su vida.
En el ámbito de la educación se han realizado numerosos estudios y reflexiones sobre el empoderamiento en el aula. En ellos se ha analizado desde la variedad conceptual que encontramos en torno a esta noción, hasta la utilidad de su aplicación para la resolución de ciertas problemáticas educativas.
En el artículo El empoderamiento desde una perspectiva del sistema educativo, realizado por profesores de la universidad de Zulia (Venezuela), se hace especial hincapié en la importancia de este en la educación. En lo que al terreno laboral respecta, se señalan virtudes como la seguridad en sí mismo que el empoderado presenta, cosa que beneficia tanto individual como colectivamente a la productividad profesional.
En este estudio se otorga mucha importancia a que los estudiantes participen en tomas de decisiones (disciplinarias, actividades deportivas o ambientalistas). Esto favorece que los alumnos se sientan partícipes del sistema y, por tanto, responsables del buen funcionamiento del aula. Asimismo, se habla de que el resultado de dicho empoderamiento podría ser la facilitación de los procesos de cambio, que en ocasiones son tan latentes en nuestro sistema educativo, favoreciendo así el cumplimiento de los objetivos de las organizaciones.
Qué es necesario para empoderar al alumno
Para poder empoderar a los alumnos es necesario que el educador se encuentre empoderado, es decir, que sea capaz de afrontar cualquier problema con ánimo y fuerza sin caer en el pesimismo, pues esta actitud solo lleva a que los cambios no puedan realizarse. Seguidamente, se deberá demostrar a los alumnos, persona por persona, que poseen cualidades que los hacen capaces, alentándolos a defender sus propias ideas. Es muy importante que conciban el error como el inicio del aprendizaje. Mario Benedetti ya nos hablaba de esto diciendo que “la perfección es una pulida colección de errores“. Por último, hay que empoderar a la clase como grupo para que se tenga ese sentido de pertenencia y aumente la ayuda y la colaboración entre ellos.
Frecuentemente, se ha relacionado el empoderamiento con la frase “aprender a aprender“, es decir, que el alumno tenga cierto protagonismo con respecto a su educación dándole un rol activo en la misma. Es en este punto en el que los nuevos medios digitales adquieren notoriedad.
La digitalización no ha pasado inadvertida para ninguna empresa, institución o colectivo. Esta ha provocado que se realicen numerosos cambios culturales y sociales, influenciando a los estudiantes en su proceso de empoderamiento.
Un sistema educativo para el empoderamiento debe incluir crítica y reflexión. Esto hará que los alumnos trabajen sobre su rol en la sociedad. Es vital darle la palabra al alumno, que debe sentir total libertad a la hora de expresar sus ideales porque va a ser escuchado. Esto se encuentra muy relacionado con las redes sociales, pues el alumno está acostumbrado a dar su opinión de forma constante. Esto da lugar a que el educador como único emisor de contenido tenga cada vez menos aceptación.
Bien es cierto que no se puede otorgar todo el poder al alumnado, pero hay numerosos aspectos en los que puede ser participe sin ser dominante. Un buen ejemplo puede residir a la hora de configurar la clase, tanto a nivel disciplinario como a nivel estructural. De la misma forma que hay normas intocables, los estudiantes podrán añadir nuevas normas de convivencia. Con respecto a la colocación del aula, resulta factible que se sugieran diferentes planos y, por votación, se elija uno. En este tipo de actividades es conveniente que argumenten su postura con juicios razonables.
Los trabajos por grupos producen un gran beneficio a la hora de darse el proceso de empoderamiento. Existen varias técnicas para desarrollar este tipo de actividades: El trabajo en el que todos se involucran en lo mismo y al mismo tiempo; la división de trabajo y la posterior unión, intentando que el resultado tenga lógica, o realizar presentaciones sabiendo que todos los miembros del grupo obtendrán la misma nota, de este modo, los estudiantes son conscientes de que su nota depende del trabajo de un conjunto.
El profesorado que cuente con la ventaja de conocer bien al grupo, se verá beneficiado a la hora de desarrollar cualquiera de las técnicas anteriormente mencionadas, pues sabe qué necesidad tiene cada alumno y cómo son las relaciones entre sí.
De este modo, cuantiosos análisis y estudios avalan las claras ventajas de trabajar con estudiantes empoderados. Al igual que los alumnos son escuchados, aprenden a escuchar sin emitir juicios a posteriori, por lo que la empatía se ve beneficiada. Se genera la capacidad de duda y reflexión por lo que las preguntas que se hacen son más inteligentes y contextualizadas. Los alumnos tendrán un amplio abanico de posibilidades para resolver las cuestiones que se presenten en su vida diaria. Aumenta la cooperación entre ellos al motivar unos a otros para que cumplan sus metas.
En resumen, empoderar es lo que hace más humanos a nuestros estudiantes, que estarán preparados para afrontar de forma madura y crítica el mundo al salir del centro educativo.
Excelente, es un tema emergente que puede dar buenos resultados si los docentes lo implementan adecuadamente
Muy bien gracias por tan valiosas informacion
Gracias por la información me fue muy útil