La creatividad es una habilidad que se debe reforzar desde la infancia. Pero esta, para que se desarrolle correctamente, ha de darse necesariamente desde la espontaneidad. Nadie nace con una capacidad de crear algo desde cero de manera perfecta. Seguramente recuerdas muchos regaños de tus mayores cuando de pequeño cometías errores. Estos te ayudan a que consigas hacer las cosas mejor, hasta llegar a perfeccionarte.
El error, un bien necesario para la educación.
Es importante romper con las estructuras fijas de las escuelas tradicionales, donde era estrictamente necesario llevar a rajatabla las normas educativas. En la actualidad disponemos de muchas instituciones que dan rienda suelta a sus estudiantes.
Fomentar las nuevas creaciones, logrando sacar de cada alumno lo mejor que hay dentro de él, es un proceso sencillo. Solo se requiere darle los instrumentos necesarios para que vaya familiarizándose con aquello que más le llame la atención. A partir de ahí, comenzará a poner en práctica modos de innovar. Mediante el ensayo-error irá perfeccionando su método, hasta lograr mejorar o, en su caso, decida que su camino es otro.
Desde el centro educativo se debe incentivar al alumno a que experimente en este sentido. Muchas veces, por el sistema estricto con el que se mueven muchos colegios, se perjudica esa creatividad que, en ocasiones, puede llegar a perder el joven. Otros, por suerte, consiguen desarrollarla más tarde o encuentran otros espacios donde la logran amoldar.
Los errores que cometemos los adultos con respecto a los más jóvenes.
Los educadores y, en mayor medida, padres o madres, lo último que deseamos es ver sufrir a sus hijos o alumnos. Por eso a veces, intentas ayudarles en exceso en los trabajos más complicados, para que, según tú, se ahorren un mal momento.
Si te sientes reconocid@ aquí, es posible que ya hayas percibid@ que hay algo que no estás haciendo del todo bien.
Teniendo en cuenta lo que te he expresado antes acerca la relevancia de que los jóvenes experimenten, sabrás lo importante que es ponerlo en práctica.
Dejemos que los niños se equivoquen. Puede ser positivo para hacerles ver que una cierta acción es errada antes de que la realicen. En caso de que se obcequen en llevarla a cabo, deja que ellos mismos vean el resultado. No hará falta que les digas que tú tenías razón. Ya, por sí mismos, caerán en la cuenta de su equivocación y verán la forma de volver a intentarlo, esta vez, de forma correcta.
El ensayo, la puesta en práctica de algo nuevo para ellos, hará que poco a poco consigan mejorar, sobre todo si sienten que aquello que van alcanzando les produce una satisfacción. Por norma general, las pequeñas metas que se consiguen desde el esfuerzo son más satisfactorias que las grandes metas logradas fácilmente o puestas en la mano.
Cuando los obstáculos aparentan ser muy complicados es cuando hace su aparición la acción creativa, para ir amoldando el camino hacia el éxito personal. Con ese esfuerzo por conseguir algo que se han propuesto, lograrán reforzar su confianza.
Los adultos cometemos errores, porque siempre hay algo que aprender en esta vida. De igual modo que debemos aceptarlos, para seguir avanzando, tenemos que preparar a nuestros jóvenes para que hagan lo mismo, empezando con perder el miedo a fracasar.
Quien tiene miedo al continuo fracaso, por lo general, tiende más a él y termina paralizado ante las nuevas oportunidades y obstáculos que se le presentan.
Por el contrario, el que acepta la innovación como una manera de ir adaptándose a realidades desconocidas, verá con normalidad el tropiezo como una forma de avanzar, comprendiendo que no hay mayor fracaso que quedarse inmóvil.
La creatividad consiste en eso, en inventar, en avanzar hacia nuevos horizontes. Así se lograron expandir los grandes descubrimientos y avances de cada época.
Por esto, aunque veamos a los más pequeños la intención de crear algo que no comprendamos, debemos darles esa confianza de acabar lo que comenzaron. Ellos mismos se darán cuenta de su error cuando vean que no les sale lo que pretendían y, al mismo tiempo, dicho error les servirá para mejorar de cara al futuro.
Un gran propósito para la educación del siglo XXI
Definitivamente, para que se dé la creatividad en los más jóvenes, hay que dejar que se equivoquen y vayan aprendiendo de sus acciones, con el fin de superarse a sí mismos y convertirse en mejores personas. Por eso, de vez en cuando, déjales caer en errores; no temas porque lo pasen mal por un periodo breve de tiempo. Esta es la mejor forma de que aprendan a caminar solos.
Los tipos de errores.
Tenemos que comprender que los errores son necesarios, que tienen un mensaje positivo y que son parte necesaria del aprendizaje.
Un percepción correcta del error nos ayuda a superar los miedos a equivocarnos y asumir riesgos. Por ello, es importante conocer y enseñar a nuestros alumnos que existen diferentes tipos de errores.
Eduardo Briceño ha creado una clasificación de los errores que puede ayudarnos a comprender los errores de los que podemos aprender y aquellos que se producen por falta de concentración o por imprudencias.
Los errores de estiramiento.
Este tipo de errores ocurren cuando tratamos de ampliar nuestras capacidades. En estos casos intentamos hacer algo más allá de lo podemos hacer con ayuda, por lo que es posible cometer algunos errores.
Los errores de estiramiento son positivos y son una señal de que estamos desafiándonos y por ello es un aviso, un aprendizaje.
Este tipo de errores se sitúan en lo que Anders Ericsson denomina la zona de aprendizaje y son aquellos errores que cometemos cuando nos alejamos de nuestra zona de confort.
Cuando creamos una cultura de desafío en el aula y los alumnos se enfrentan a situaciones en las que comenten errores repetidamente, la causa puede situarse en el proceso, debemos ayudar al alumno a reflexionar sobre los pasos seguidos y que busque otra estrategia.
Los errores de momentos ajá.
Este tipo de errores son positivos pero no los planeamos. Esto sucede cuando llegamos a un resultado deseado pero por casualidad o cuando se obtiene un resultado diferente al buscado pero del que aprendemos.
El aprendizaje de los errores de momentos ajá se produce al reflexionar sobre la situación y el proceso ocurrido.
En este caso los alumno se tienen que plantear: ¿Por qué se produjo ese resultado? ¿Qué salió bien y qué salió mal? ¿Qué debe repetirse la próxima vez y qué se debe evitar?…
Los errores por descuido.
Estos errores ocurren cuando estamos haciendo algo que ya dominamos, pero lo hacemos de manera incorrecta por falta de concentración.
Es común cometer errores, pero si se repiten con frecuencia este tipo de errores se debe cambiar de enfoque y crear nuevos hábitos.
Estos errores si se reflexiona sobre ellos pueden ayudarnos a conocer los momentos y situaciones en lo que estamos más concentrados, los momentos del día que son más adecuados para hacer tareas de concentración o cómo influyen la organización y el entorno en nuestro rendimiento.
Los errores de alto riesgo.
Las consecuencias de un error en ciertas situaciones pueden ser peligrosas.
Por ello también es necesario que los alumnos puedan identificar y enfrentarse a situaciones en las que el error tiene un mayor riesgo.
Por ejemplo: en situaciones como una competición deportiva, en la final no es el momento de arriesgar con cosas que no se han probado en los entrenamientos y competiciones previas.
Hay que comprender que en determinadas situaciones el error en diferente, como los errores que pueden cometer personas en un puesto de trabajo de alta responsabilidad.
También en este tipo de situaciones, por ejemplo, en un examen final, si no se logra la calificación deseada, esto permite reflexionar sobre el proceso que se ha realizado previamente, enfocarse en conocer aquello no ha ayudado a mejorar para modificarlo y descubrir aquello que te permite crecer de manera más eficaz.
Los errores no son siempre iguales.
Cada situación es diferente y la consecuencias del error también, pero lo que tenemos que entender es que detrás de cada error hay un aprendizaje.
Además, en una sociedad donde la creatividad se convierte en una habilidad muy demandada, permitir a los alumnos que asuman riesgo y que aprendan de ellos es el mejor entrenamiento para su músculo creativo.
Si quieres cambiar la percepción del error en tus clases es el momento de fomentar una cultura de desafío en el aula, promover una práctica deliberada y orientar a nuestros alumnos hacia la mentalidad crecimiento.
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