La idea de educación ha estado ligada a un estado de control, donde predominan los motivadores extrínsecos, motivadores del tipo: si haces esto, obtienes esto otro.
Esta forma de organizar la educación presupone que para hacer cualquier acción necesitamos un impulso.
Con esta forma de pensar, se podría interpretar que nuestros alumnos ante la desaparición de una gratificación o un castigo se quedarían inmóviles y, por ello, también se presupone que una vez en marcha, nuestros alumnos necesitan una persona que los guíe, ya que sin una guía firme y de confianza, se perderán.
Me gustaría plantearte una pregunta, al igual que hace Daniel Pink en su libro “La sorprendente verdad sobre lo que nos motiva“: ¿Las personas estamos programadas para ser pasivos e inmóviles, o para ser activos y comprometidos?
Entiendo que nuestra naturaleza es la curiosidad y la autogestión, de hecho, nosotros lo comprobamos con los niños más pequeños.
Cuanto más pequeño es un niño mayor es su curiosidad y su iniciativa. No te parece eso extraño, o esas cualidades son degenerativas con la edad.
¿Es posible que esa desaparición de la curiosidad y la iniciativa sea consecuencia de la escuela? ¿Puede que la cultura familiar también aporte su granito a esta desaparición?
La invención del Post-it.
En la década de los 40 William Mcknight era presidente y director general de la empresa 3M. Mcknight confiaba en la autonomía de sus empleados.
Por ello estableció una norma, el personal técnico de 3M podría dedicar un 15% de su tiempo a los proyectos que ellos decidiesen. En este tiempo fue cuando a Art Fry se le ocurrió la idea del papel que se puede pegar, el post-it.
Google, la empresa más conocida que aplica esta propuesta, permite a sus ingenieros dedicar un día a la semana a desarrollar el proyecto que ellos elijan. Este tiempo ha permitido la creación de productos como Gmail, Google news, Google translate o Google Sky entre otros.
Genius hours
La propuesta de dar autonomía, fue vista desde el sector educativo como una idea que se podía adaptar y en EE.UU. empezó a formarse un movimiento que está creciendo a nivel mundial.
El nombre más común con el que se ha conocido esta actividad en la que se le entrega autonomía a los alumnos para poder trabajar, investigar y crear sobre aquello que les apasiona o les preocupa, es Genius hour.
Un artículo de Daniel Pink, fue el desencadenante de este movimiento.
Esta propuesta rompe con la estructura de la escuela tradicional, en la que el profesor elige: Qué, cómo y cuándo el alumno debe aprender.
Genius hours, o la hora de los genios, es un tiempo apreciado por los alumnos, ya que eligen como dedican su tiempo, seleccionan las cuestiones que les interesan e investigan para descubrirlas, es el mejor ejemplo del aprendizaje centrado en el alumno.
¿Por qué utilizar la hora de los genios?
A tus alumnos no les motiva que le digan todo lo que tienen que hacer y por ello recibir una nota.
Los grande motivadores intrínsecos: Relación, autonomía, maestría y propósito, son los que mueven a las personas y este tipo de proyectos apelan a esos motivadores.
Las empresas en la actualidad no buscan personas “obedientes”, lo que necesitan son personas con iniciativa, que tengan creatividad y pongan pasión en aquello que hacen.
También dedicar tiempo a esta propuesta favorece un clima de aula diferente y, por lo tanto, dedicar una hora a la semana (el tiempo lo eliges tú, solo establece un porcentaje del horario), puede reconectar a tus alumnos en el aprendizaje de otras asignaturas.
¿Cómo empezar un proyecto Genius Hours?
Gallit Zvi y Denise Krebs autoras del libro: “The genius hour guidebook”, proponen estos tres pasos para introducir este proyecto:
- º Paso: Inspira a tu clase.
- º Paso: Lluvia de ideas con tus alumnos.
- º Paso: Crea una pregunta para investigar.
1º paso: Inspira a tu clase.
Iniciar un proyecto en el que cada alumno se prepare para aprender sobre lo que él decida, puede ser complejo al principio, recuerda que en la educación estamos acostumbrados a seguir unos pasos marcados.
Por ello, las autoras recomiendan hacer un “calentamiento previo”, tus alumnos tendrán dudas y es interesante dedicar un tiempo para ir inspirando, por ejemplo, utilizando vídeos que les hagan pensar y que sean la línea de salida de algunos debates interesantes.
Aquí te comparto algunos vídeos de inspiración de ejemplo:
- Obvio para tí, asombroso para otros.
- Programar para aprender sin límites.
- Creatividad vs Tiempo.
- El arcade de Caine.
Estos vídeos permiten ver a niños que hacen cosas relacionadas con sus pasiones, te ayudan a iniciar conversaciones donde los alumnos te hablan de aquello que les gusta y comentar que la creatividad requiere tiempo y esto es lo que quieres proponerles…
2º Paso: Lluvia de ideas con tus alumnos.
En este segundo paso se les propone a los alumno qué les gustaría aprender, investigar y conocer en profundidad.
En este caso, se puede hacer una lista con las ideas las cosas que les gustan, las cosas que les gustaría conocer, las cosas en las que son buenos y las cosas que se cuestionan.
Puede ser útil crear un panel en clase donde los alumnos puedan ir poniendo esta información de manera que pueda ser de inspiración para sus compañeros.
Puede que algunos de tus alumnos no encuentren ideas rápidamente, en estos casos es útil plantearles preguntas como: ¿Qué cosa te preocupa de tu entorno?, ¿Qué podrías hacer para ayudar a un grupo de personas que tú elijas?, o si no estuvieses en la escuela ¿Qué estarías haciendo?
Estas preguntas pueden ser el punto de inicio de un tema para la hora de los genios.
Yo también he utilizado la propuesta de búsqueda del Ikigai para iniciar un proyecto.
Un punto intermedio en el paso 2.
En este paso puedes añadir un ejemplo tuyo donde expliques, paso a paso, cómo has aprendido a hacer alguna actividad.
Por ejemplo cómo aprendiste a editar vídeos, qué te planteaste al principio, qué tuviste que ir aprendiendo por el camino, cuál fue el primer vídeo que editaste, qué hiciste, etc.
De esta manera das información de un ejemplo sobre cómo se ha producido tu aprendizaje.
Paso 3: Crear una pregunta de investigación.
En este punto en el que tus alumnos ya tienen un tema, las autoras recomiendan tener una pregunta que inicie la investigación.
Esta pregunta focaliza más el trabajo del alumno y permite que al final del proyecto el alumnos ofrezca la respuesta.
Ejemplo de preguntas:
- ¿Puedo crear un obra de teatro para los alumnos de infantil?
- ¿Puedo diseñar un juego de mesa?
- ¿Cómo puedo hacer que mis compañeros tengan más alegría los lunes?
- ¿Cómo funcionan las placas de energía solar?
Ahora, el siguiente paso es dejar a los alumnos que tomen las riendas de su aprendizaje durante el periodo de tiempo que decidas.
En este artículo te compartí la organización que yo he utilizado, pero tienes que buscar la forma con la que mejor puedas gestionar los proyectos, teniendo en cuenta que al final tus alumnos tienen que presentar de alguna manera un resultado de lo aprendido. Puede ser: una presentación, un documental, un libro fotográfico, haciendo una representación…
¿Te animas a darles a tus alumnos un tiempo de autonomía?
¡¡Me ha encantado el artículo!! Soy profesora de infantil y ya estoy pensando como adaptar esta idea a nuestro nivel. Debemos ayudarles a desarrollar la autonomía e el aprendizaje. Gracias!!
Hola Gema, claro que sí! Me alegra saber que te animas a dar autonomía a tus “peques”, seguro que sale genial y es una gran experiencia para ellos y para ti. ¡Muchas gracias por tus palabras! Un saludo.