
Estamos a principios de septiembre y todos sabemos lo que eso significa: ¡la vuelta al cole! Una nueva oportunidad para conectar con tus alumnos, para aprender con ellos, para descubrir nuevas propuestas y sobre todo para disfrutar.
En este artículo quiero compartir contigo algo que me hubiera encantado aprender en la universidad.
Para entrar en materia veamos una frase de Martín Pinos que me gusta mucho: “Saber cómo se aprende es el paso previo a saber cómo se enseña”.
Los descubrimientos sobre el funcionamiento del cerebro aportan información de muchísimo valor para los educadores y tenemos que aprender aquellas cuestiones que favorecen el aprendizaje significativo.
Así que, teniendo en cuenta esto, quiero presentarte las 7 claves que debes tener en cuenta este curso:
1º) Predisponer al aprendizaje:
El aprendizaje es una decisión del aprendiz, los que deciden aprender son nuestros alumnos.
Esta es una cosa que tenemos que asumir, si el alumno no quiere aprender, no aprenderá.
Puedes tener grandes conocimientos en la materia, utilizar las tecnologías de manera prodigiosa, entregar los contenidos de manera sencilla y clara…
Pero si el alumno no quiere aprender… no servirá de nada. Por ello, se debe dedicar tiempo a que los alumnos quieran aprender, a generar actitud hacia el aprendizaje y promover la motivación de logro.
Es importante disparar la atención de los alumnos, generar curiosidad, plantear preguntas cuestionadoras, crear un clima positivo en el aula, utilizar el humor, la variedad, que vivan una experiencia y que se emocionen.
La emoción tiene una gran influencia en el aprendizaje y se tiene que convertir en nuestra aliada.
2º) Darle una nueva perspectiva al error:
El error ha sido el gran protagonista del sistema educativo, representado por el bolígrafo rojo del educador.
La consecuencia de resaltar el error es que no se ha comprendido bien su función.
El error es parte del aprendizaje, es la señal de alerta sobre un nuevo desafío, nos indica que estamos haciendo algo fuera de nuestra zona de confort y en muchas ocasiones la creatividad nace de un error.
Lo único negativo de un error es no aprender de él, no es un elemento de bloqueo, ni una razón para entrar en un bucle de emociones negativas. El error simplemente es un resultado no deseado.
Tenemos que mostrar la importancia de identificar el error como una señal, para buscar una nueva solución. Y ello empieza cambiar el significado de la palabra error.
3º) Orientar hacia la mentalidad de crecimiento:
La forma en la que los alumnos interpretan su propia capacidad de aprendizaje tiene una gran influencia en su rendimiento académico.
Y la realidad es que todo lo que rodea al alumno influye en su mentalidad.
Así nos encontramos a alumnos que interpretan sus capacidades como fija (mentalidad fija): entienden la inteligencia, sus habilidades y talentos como si se tratase de la altura, es la que les ha tocado.
Por otro lado, encontramos aquellos que interpretan sus capacidades como algo en constante desarrollo (mentalidad de crecimiento), entienden en este caso que su inteligencia, sus talentos y habilidades son como un músculo, se pueden desarrollar.
El tipo de mentalidad se basa en una orientación hacia una de esas dos creencias y nuestra labor es ayudar a que nuestros alumnos pongan foco hacia la mentalidad de crecimiento, lo que tendrá muy buenas consecuencias en el aprendizaje.
Aquí puedes aprender más sobre la mentalidad de crecimiento.
4º) Eliminar las etiquetas:
De manera inconsciente o a veces conscientemente etiquetamos a nuestros alumnos: el bueno en matemáticas, el que tiene buena letra, el que no para quieto…
Pero lo peor es que ellos mismos también se ponen etiquetas y es frecuente escuchar: Yo “soy más de letras”, “yo no soy creativo” ó “el deporte no es lo mío”.
Tenemos que transmitir a nuestros alumnos las importancia de la plasticidad.
Poseemos un cerebro plástico, que aprende durante toda la vida, eso nos da la oportunidad de elegir. Elegir el tipo de persona en el que nos queremos convertir.
Por lo tanto, las etiquetas lo único que hacen es orientarnos hacia una mentalidad fija. Nuestros alumnos no tienen límites y las expectativas que tengamos sobre ellos pueden perjudicarles o al contrario pueden ser un impulso, como en el efecto Pigmalión.
5º) Buscar lo relevante del contenido.
Lo pregunta que se hacen nuestros alumnos y cualquiera de nosotros cada vez que vamos a una formación es:
¿Para qué tengo que aprender esto?
A nuestros alumnos les interesan aquellas cosas que interpretan como útiles e interesantes.
Para ello es necesario conocer los intereses y gustos de nuestros alumnos. En el inicio de curso se deben utilizar dinámicas y actividades para ello.
Además para facilitar el aprendizaje debemos partir de lo conocido. De manera que lo novedoso se va integrando a los contenidos ya dominados.
6º) Desafiar a los alumnos
Nos encantan los retos y poner a prueba nuestras capacidades. Para ello tenemos que proponer actividades que se encuentran dentro del canal de flow.
La teoría de flow hace referencia a la propuesta de Mihály Csíkszentmihályi que explica la psicología de las experiencias óptimas.
Para alcanzar este estado de flow se debe establecer un equilibrio entre la dificultad de un desafío y las habilidades que poseen los que realizan la actividad.
Mantener el interés de nuestros alumnos nos lleva a generar actividades que se sitúan en ese canal de flow, equilibrando la dificultad del reto y las habilidades de los alumnos para no caer en el aburrimiento ni en la frustración.

Te invito a crear una cultura de desafío en tus clases.
7º) Llegar a la parte emocional, pero también a la racional.
Como ya escribí en un artículo anterior, para cambiar el chip de tus alumnos, tienes que llegar tanto a su sistema emocional como a su sistema racional.
Con todo lo tratado sobre predisponer al aprendizaje y poner foco en llegar a la parte emocional, no se nos debe olvidar la parte racional.
Ya que muchas veces, lo que parece falta de interés, es falta de claridad.
Por ello es muy importante trabajar con una evaluación para el aprendizaje.
Dando a conocer a los alumnos unos criterios de evaluación claros, mediante el uso de rúbricas, que les permitan saber hacia dónde se dirigen.
Estos criterios claros también te facilitan poder entregar un feedback de calidad, les ayuda a ver su progreso y crear herramientas de autoevaluación para favorecer el control del alumnos sobre su aprendizaje.
La gran oportunidad.
Todo empieza por un pequeño paso y lo más importante es que lo que más influye es tu propia actitud, los alumnos aprenden con tu ejemplo y por ellos esta es la gran oportunidad que se presenta todos los cursos.
Espero que estas claves te sean de utilidad, ¿añadirías alguna clave? Te espero en los comentarios.
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