La escuela por lo general ha sido un lugar de monotonía, de actividades aburridas y alejadas de la realidad de los alumnos.
El inicio de la escuela tal y como la conocemos, proviene de la revolución industrial, donde debido a la necesidad de las fábricas de tener empleados cualificados, capaces de leer y ser obedientes, se pone foco en crear un proceso para preparar a los jóvenes para su futuro laboral.
En la actualidad, no hay mucha diferencia con aquellas escuelas, estás tienen gran similitud al funcionamiento de una fábrica: Se comienza la jornada y se finaliza con una sirena, los alumnos entran en filas, el trabajo está lo más estandarizado posible…
La escuela que conocemos nos prepara para seguir una serie de instrucciones que nos llevan a una sola conclusión.
Los científicos que estudian el comportamiento humano han dividido lo que hacemos en el trabajo y lo que aprendemos en la escuela en dos categorías: Algorítmica y heurística.
Una tarea algorítmica es la que consiste en seguir una serie de instrucciones en un solo recorrido y que lleva a una sola solución. Existe un algoritmo que la resuelve.
Una tarea heurística es todo lo contrario, no existe un algoritmo para resolverla, tienes que experimentar con distintas posibilidades y deducir una solución.
Por lo tanto hacer una multiplicación es una tarea algorítmica y crear un guión para un anuncio es una tarea heurística.
En la sociedad actual y en un futuro cada vez más cercano las tareas algorítmicas están siendo realizadas por las nuevas tecnologías y en lo empleos lo que se valora es resolver tareas heurísticas.
Los maestros hemos sido educados en una escuela que se enfocaba en lo algorítmico, por lo tanto nos cuesta salir de ese tipo de tareas.
Nuestras clases necesitan salir de esa uniformidad para enfocarse en lo extraordinario y romper con las creencias de la vieja educación.
Por ello mi propuesta desde Escuela de experiencias es empezar con la transformación de tus clases y esto empieza con la transformación de tu mentalidad. Un maestro revolucionario, tiene que actuar cómo un diseñador de experiencias de aprendizaje, donde pone foco en la creación de emociones positivas alrededor de los contenidos, para facilitar el aprendizaje significativo.
Para empezar a transformar tu mentalidad hacia la mentalidad del maestro diseñador de experiencias de aprendizaje, te propongo tres preguntas para que reflexiones sobre tu labor como maestro:
Pregunta de nivel 1: Si fueses alumno de tu clase, ¿te gustaría estar en ella?
Nos podemos quejar de nuestros alumnos, pero rara vez nos ponemos en su posición.
Cuando planteas las actividades, piensas si eso te gustaría a ti y en caso negativo cambias para encontrar una experiencia mejorada.
Una experiencia de aprendizaje empieza por tu actitud en el aula, si tu transmites pasión, disfrutas con lo que propones y confías en lo que enseñas tus alumnos también querrán estar en tus clases.
Pregunta nivel 2: ¿Tus alumnos quieren ir a tus clases o simplemente van por obligación?
Al igual que seguramente has podido experimentar en la universidad, al ver al profesor dando clase a 4 o 5 alumnos (ahora con el plan Bolonia y la obligación de ir a clase, la cosa ha cambiado). Yo recuerdo ir a clase y ver a 5 compañeros y darme la vuelta para salir.
Entiendes a lo que me refiero, ahora piensa en tus clases, ¿has creado una ambiente de aula tan atractivo que tus alumnos no quieren perderse tus clases?
¿Tus alumnos vienen a clase con fiebre para no perderse el final de un proyecto?
Cómo dice Francisco Mora “Sin emoción, no hay aprendizaje”. El estado emocional que se crea en el aula influye en el aprendizaje, por ello la creación de experiencias de aprendizaje se convierte en una necesidad.
La última pregunta la he sacado de un gran referente para mi, Dave Burgess en su libro “Enseña como un pirata”.
Pregunta de nivel 3: ¿Tienes alguna lección o unidad didáctica por la que podrías cobrar entrada?
No es normal hacer esta pregunta y en países como España incluso puede estar mal visto hablar de vender entradas para tu clase, tómatelo en sentido figurado, no vayas a cerrar el artículo y denunciarme a las autoridades.
Lo que quiero es plantearte si de verdad, pones foco en crear experiencias de aprendizaje donde los alumnos pagarían una pequeña cantidad para entrar.
En mi experiencia “Insuperables”, la primera sesión la creé poniendo foco en este propósito, los alumnos entraron a clase y descubrieron que tenían un sobre donde se les invitaba a participar en un entrenamiento para formar parte de un grupo de elegidos, después veían un vídeo explicando el proceso y por último tenían que realizar las pruebas de selección.
El objetivo de un educador es responder Sí a estas tres preguntas.
Pero para ello en necesario romper con el paradigma de la educación actual. Hemos crecido con una serie de creencias en la escuela y por ello nos cuesta tanto el cambio.
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